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UN SUSPIRO LIMEÑO QUE ENCENDIÓ EL PALADAR CON SABOR A CORONA

Publicado: 2015-08-31

El aire tenía un peso diferente, la tensión estaba en el ambiente y no era para menos. Estábamos a punto de presenciar el inicio del proceso selectivo en el Hipódromo de Monterrico. Las coronas nos visitaban nuevamente, el sueño de conocer a los mejores tresañeros de la generación le daban un matiz distinto al Coloso de Surco, ese que lucía con un brillo solar algo extraño para la estación, pero que nos enseñaba qué tan bello se pinta la arena en contraste con el césped.  

Un dulce nos llamó la atención, ese que en Lima hace suspirar a más de uno. Luis Augusto Olivares fue el compositor y Renzo Rojas el intérprete del vals más hermoso que pudo escuchar Monterrico en los últimos 11 meses. El arte quedó chico, aquel que brilló con Arenas hace 365 días y que hoy fue relegado a la historia por parte de Suspiro Limeño, la potranca argentina que cambió el tango de Buenos Aires, por el sonido de guitarra y cajón de la cancha del Rímac.

¡Sabroso! ¡Impresionante! Todos los calificativos le caían 'a pelo' a Suspiro Limeño, la yegua que se reencontró con el éxito luego de haber enfrentado pruebas de jerarquía, pero que en el clásico en donde tenía que dar todo su potencial, lo brindó y de forma clara.

Queda para el comentario la frase típica de todas las coronas: "Qué hubiera pasado si...". Lo traemos al recuerdo porque hace un par de años, Querida le atropelló a Betania, pero en la segunda corona no pudo ante Faraqueen. Algunos (varios) meses más tarde, Mi Curli arremetió ante Rihanna, pero en el 'Ayulo' no fue la misma y perdió a manos de Lady Arianna. Ahora, La Candy y Más Que buena, disfrutaron del placé en partes iguales, ambas descontando con la fuerza de un huracán en los últimos metros de la prueba. Quizá repitan la actuación en el siguiente reto, quizá pasen a la historia, pero dentro de la conocida frase que citamos al principio del párrafo.

Las coronas se iniciaron, la "Polla de Potrancas" (G1) tiene dueña, la misma que pudo encontrar el pase por dentro y en tres saltos dominar para aguantarle el avance a las atropelladoras. Como si no supiésemos que la que viene mejor colocaba, casi siempre gana estas carreras.

Renzo Rojas, el dueño de la fusta que encaminó a la nacida en la Quebrada, merece comentario aparte. El sobrino de Gonzalo Rojas demostró que tiene pedigree para el 'jockeo' y que luce ese temple que sólo los buenos tienen. Pudo escribir, inspirado en una tarde en la que le salió de todo, un doblete clásico, ambos de grado y con mérito más que suficiente para elevarlo a la categoría de los más pedidos del circo limeño.

En siete días (cinco porque la revista sale el martes, pero el texto lo escribimos el domingo por la noche), será el turno para los potrillos, aquellos machos alfa que buscarán alzarse con el éxito en medio de la Polla de Potrillos – Roberto Álvarez Calderón Rey (G1), aquella corona que es el primer paso en pos de la inmortalidad, esa que obtuvo en el 73 Santorín y que veinte años más tarde consiguió Stash.

Será un grupo interesante el que se encontrará en la tradicional, popular e importante milla. La distancia perfecta para saber de tácticas y picardías. Aquellos metros que nos brindaron con White Spirit, Galactos y Muller, finales que dejaron anonadados a los aficionados. Pero tranquilos, no nos hemos olvidado de Grozny, Chinazo, Destinado o Vadus, esos cracks de antaño que hicieron delirar a nuestros abuelos, padres o hermanos.

En un mes continúa el sueño, el Enrique Ayulo Pardo (G1) y el Ricardo Ortiz de Zevallos (G1) son otra historia. Suena fuerte la frase que dice que las "Pollas" son los filtros. A la segunda corona sólo llegan los buenos, aquellos que llenaron expectativa en la primera o los que el 'prepa' confía lo harán bien en las dos curvas.

Todos profesan la misma religión, aquella que les quita el sueño. Todos buscan llegar en óptimo estado al Derby Nacional (G1), aquella gloria máxima del turf, no sólo peruano, sino mundial. Sabrán ustedes que esta carrera tuvo sus orígenes en Europa (para variar) y que se fue propalando en todo el mundo. Llegó a Perú y nos regaló ganadores de gran calidad. Nombrar uno o dos sería demasiado egoísta, por eso sólo diremos que la nómina tiene de todo.

Finalmente y como plato de fondo, el Gran Premio Nacional – Augusto B. Leguía (G1), en honor al mandatario que tuvo un oncenio en el gobierno del país, es la cuarta corona. Será otra superficie, serán otras sensaciones. La misma tarde del Carlos Pellegrini (G1) de Argentina, sabremos qué ejemplar se anota el último grupo uno del año en Perú.

Si American Pharoah pudo obtener la triple en Estados Unidos. Si Gentildonna pudo conseguir la Triple en Japón, por qué no puede ocurrir lo mismo en Lima. No sabemos si será Suspiro Limeño o el que gane el domingo la Polla de Potrillos, lo único cierto es que nuestro público aclama a gritos por un héroe, aquel que se ligó hasta los huesos a un Liberal que se ganó (casi) todo en nuestro país, pero que buscará la rehabilitación próximamente.

Nos despedimos advirtiéndoles de algo. Saquen la agenda, agarren con sutileza un lapicero y anoten: "Se iniciaron las coronas", así, cien veces hasta que asimilen la idea que tendrán que ir a Monterrico en lo que resta del año. No queremos que usted se pierda estas carreras que quedarán grabadas en las mentes y en los corazones de aquellos hípicos de sangre, sudor y lágrimas, de aquellos burreros que le ponen alma, corazón y vida al deporte más bello que puede existir: La hípica.


Escrito por

José Luis De La Cruz Salvador

Estudiante de periodismo. Narrador de carreras de caballos. Director de Todos dentro del Partidor. Redactor en Prismático. 60% peruano.


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